jueves, 21 de marzo de 2013
¿SENTIMOS SER HERMANOS DE NUESTROS HERMANOS?
O ¿simplemente por el hecho de ingresar en una Orden donde nos autodenominamos todos hermanos y hermanas y los saludos son muy fraternales nos hacemos ya Hermanos?, realmente ¿Qué encierra la palabra Fraternidad para un Iniciado?.
Etimológicamente, la palabra Fraternidad deriva del latín Fraternitas, que significa el afecto y vínculo entre hermanos o entre quienes se tratan como tales.
Célebre palabra, que unida a la Libertad y a la Igualdad, se convirtió en el lema de la Revolución Francesa, siendo además la divisa de nuestros Hermanos Masones.
Fraternidad es amor, es unión entre Hermanos, es auxilio y ayuda, es apoyo incondicional.
La Fraternidad es una actitud, y como tal se debe manifestar en nuestros actos, no solo en nuestras palabras vacías de contenido, si no van en consonancia con nuestra actitud y nuestro sentimiento hacia los demás.
No hay un verdadero sentimiento de Fraternidad cuando no hay un respeto, cuando prevalece el “yo” y los intereses partidistas frente al bien común.
La Fraternidad, el Hermanamiento constituyó una de las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo, y también de Krishna, y muchos han sido los que han repetido y repiten continuamente esta palabra, pero realmente ¿cuántos han llegado a comprenderla?
Es el sentimiento de Fraternidad parte de nuestra vida Templaria, y por ende debería ser parte de nuestra vida cotidiana, tendríamos que ser capaces de repudiar el egoísmo y de rechazar la ingratitud, de unirnos realmente en la Cadena de Unión y ser un eslabón más, de aceptarnos tal y como somos, de no pretender ser quienes no somos y no ser en nuestra manifestación quienes realmente somos.
Todos somos iguales, pero diferentes. Somos diferentes en forma, pero no en esencia, nuestro origen es común, todos somos Hijos únicos de un mismo Padre. Somos hombres y mujeres, somos de diferente género, pero complementarios, el ying y el yang, para los orientales. Por una mal entendida igualdad, se puede llegar a una pérdida de la identidad, como ser y como género.
Debemos conocer nuestra propia y verdadera naturaleza, aceptarnos primero a nosotros mismos para poder aceptar a los demás, saber que nadie es imprescindible, pero que todos somos necesarios, sentirnos desde nuestro ser, parte integrante de una gran Hermandad, que cada uno tenemos una función o cometido, que en ocasiones no es precisamente el que a nosotros nos gustaría, pero debemos recordar y no olvidar que no estamos aquí para que nos sirvan, sino para servir, y que todos debemos saber cual es nuestro lugar y nuestra función dentro del organigrama de la Orden, independientemente de ser hombre o mujer, debemos ya de una vez por todas dejar a un lado las valoraciones gratuitas en función del sexo de una persona, fijémonos en las valías y las capacidades, no en el género.
Desde nuestra Libertad, precepto de autoconciencia y responsabilidad moral, hemos elegido ser Templarios, pertenecer a una Orden Soberana, donde hombres y mujeres, en igualdad de condiciones, trabajamos para el bien de nuestros Hermanos, de nuestra Orden y de nuestra Sociedad.
Defendamos Hermanos y Hermanas, desde nuestra Libertad, la verdadera Fraternidad, basada en la Igualdad y en el respeto hacia los demás, empezando por nosotros mismos.
Non Nobis Domine.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario