jueves, 2 de agosto de 2012

Quisiera adjuntar un comentario sobre Sant Paul del Camp.
Corría el año 900 y algo más, cuando los condes de Belloq donan esta iglesia en piedra a un monasterio por entonces extramuros, en Barcelona.
Este monasterio sufrió incontables invasiones, y finalmente fue abandonado. Almanzor tanbién anduvo cerca en sus correrías expansionistas. Siglos más tarde es retomado de su ocaso y hoy día esta reliquia de iglesia con un claustro pequeño y sin fuente (¿donde habrá ido a parar esta última?) es un remanso de paz en medio de la vorágine de una ciudad como la Condal.
Allí está la enorme tela de la Magdalena, allí quizá la Santa custodia viejos secretos anteriores al año 1000, donde el culto a Nuestra Señora María Madre de Dios comenzó a florecer.
Las tropas de soldados y voluntarios siempre en pie de guerra, necesitaban una Madona, una Madre que les consolara ante tanto dolor. ¿Qué mejor que la Madre de Nuestro Señor? Se cree que allí por este primer milenio arranca el culto a María tal y cual lo concebimos hoy en día.
Sant Paul del Camp está ligado a mis afectos y fantasías. Algún día podré sin dudas publicar La Desaparición del Donante Francés...allí emerge nuevamente el antiguo monasterio y su desaparecida fuente.
Ciertas veces me pregunto si no tengo raíces el la ciudad condal y si han sido mis abuelos solamente los que han nacido en España...
Un enorme triple abrazo templario a mis queridas hermanas de Sorortempli. Hacéis un magnífico trabajo.
Mary Su Sarlat,
Canciller PGA, Argentina.


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